30 jun 2009

JILLI

JILLI

Algo, parecido

a la piel de un feto

Se sacude, en el motor de esta

esquizofrenica ciudad,

Pero, no espero nada de la piedra salada, de risa perfecta

De nuestro ruidoso señor.

Enfríate en primavera, con las

hojas más verdes, verde…carne…

Plutorio, ajeno a las piernas

cubiertas de aceite de los motores

De un perdido predicador, ahora

embrión, de todas la luciérnagas

Alucinógenas de tu cajón marrón.



(JAQUE MATE, Ballivián, 2007)


Cambio a irrisible emblema de nieve del color de la carne cocida,

Fue con colirio de la vereda enferma de cemento, de orines,

Que expulso a los odiados coros angelicales, subrayados

Con mi única almendra, mareada en una “U” baja, baja al rencor.

A la ingeniosa almatroste, que posee el deseo de rodar

Por las inexistentes escaleras de su escapulario, te encuentro

Devorando tus rodillas de niño ¡comprendo la prisa por retornar al silencio!

Nos castiga el olor del sol y esa luna que flamea, tan ruidosa como mentirosa.

Graciosos labios, con la lana vísceral de infinitos animales en mármol sagrado

Donde, el mármol diluido con las pocas monedas de una comunión, se recicla

Con papel cuadriculado, que recita – anoréxica amorosa- al traer violetas en

Cápsulas, que rijan en la infame polución.

(JILLI. Sabor que produce ciertas cosas.)

(Poemario, ILURI, Ballivián, 2004)

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